La Gaceta

Los trabajadores del IMO continúan con el cese de actividades por la falta de pago de salarios, aguinaldos y bonos. Aseguran que no fueron notificados oficialmente sobre la designación del Dr. Altamiranda como nuevo director, mientras crecen las dudas sobre el futuro de la institución.

El Instituto Médico del Oeste (IMO), uno de los centros de salud privados de mayor trayectoria en Chivilcoy, atraviesa una crisis profunda que combina incertidumbre institucional, conflictos laborales y cuestionamientos sobre la gestión. A pesar de versiones que circularon en los últimos días acerca de la designación del Dr. Altamiranda como nuevo director médico, los empleados del establecimiento aseguraron que no recibieron ninguna comunicación formal y que la clínica continúa paralizada por falta de pago.

“Los empleados no tuvimos notificación alguna sobre la supuesta nueva dirección de Imo. Seguimos con el cese de actividades ya que no hemos recibido el pago correspondiente al mes de septiembre y mucho menos de los aguinaldos y bonos adeudados”, expresaron los trabajadores.

Según indicaron, la situación económica es crítica: desde hace meses no perciben haberes completos, y varios profesionales debieron buscar trabajo en otros centros de salud o en el sistema público para poder sostenerse.
Además, denunciaron que hubo intentos de retirar los carteles con sus reclamos del frente del edificio, lo que consideraron un intento de “opacar” la crisis y dar una imagen de normalidad.

“Por más que quieran retirar los carteles de nuestros reclamos y opacar la situación que estamos atravesando con noticias falsas y no creíbles, seguimos luchando por nuestros derechos”, remarcaron.

Falta de información y conducción difusa

La incertidumbre se agravó según relataron, luego de que algunos medios locales informaran que el Dr. Altamiranda habría asumido al frente del instituto, aunque hasta el momento no hay resolución oficial ni comunicación interna que confirme esa designación.
Desde el entorno médico local se asegura que la supuesta nueva dirección estaría vinculada a un intento de reestructuración administrativa del IMO, aunque los trabajadores desconocen los alcances reales de esa gestión, ya que en otras oportunidades se anunció la designación de otros profesionales que luego no tuvieron vínculo con la institución.

“Queremos saber quién está a cargo, quién toma las decisiones y qué va a pasar con nuestros puestos de trabajo. Nadie nos da respuestas”, señaló una enfermera del área de internación que pidió mantener el anonimato.

Antecedentes de una crisis que se arrastra

El IMO arrastra problemas económicos desde hace años. En 2023 ya había enfrentado denuncias por falta de insumos y demoras en los pagos, y en varias oportunidades estuvo al borde del cierre.
Incluso hubo quejas de pacientes y familiares por deficiencias en la atención y deterioro edilicio, con reclamos elevados al PAMI por la falta de prestaciones adecuadas para adultos mayores.

La falta de respuestas de los responsables legales de la institución y el silencio de las autoridades provinciales y municipales profundizaron la desconfianza. Llama la atención que ante ésta situación de público conocimiento el Ministerio de Salud bonaerense no haya intervenido. También la falta de acompañamiento de sindicatos de trabajadores que ante la crisis no se acercaron como sí lo hicieron durante la inauguración.

Silencio y reclamo

Mientras el conflicto se mantiene, los empleados exigen la intervención de las autoridades competentes para garantizar el pago de los salarios y la continuidad laboral. Reclaman, además, que se aclare el futuro del centro de salud y se transparenten los movimientos administrativos.

“No queremos cerrar el IMO, queremos trabajar, pero necesitamos que alguien se haga cargo. No podemos seguir sin cobrar y sin saber quién dirige la institución”, expresaron los trabajadores.

Un futuro incierto

Con los salarios impagos, la falta de conducción clara y sin intervención oficial, el futuro del Instituto Médico del Oeste es incierto. El personal continúa con medidas de fuerza y en estado de asamblea permanente, mientras esperan que alguna autoridad —ya sea municipal, provincial o nacional— intervenga para destrabar la situación.

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