Flor Manzi, víctima de Rotela, compartió parte de su historia. «Los niños no mienten, menos sobre una cosa donde no pueden dar detalles porque no entienden lo que les está pasando»

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Decimos parte de su historia, porque a pesar del horror del que fue víctima, ella rescata momentos felices de su vida. Sonríe, Flor sonríe siempre, eso tal vez, la debe haber ayudado a sobrevivir.

«Es un proceso difícil, sumamente largo, hoy puedo hablar casi sin quebrarme pero después de un trabajo enorme que hice con mi psicóloga para empezar a contarlo en mi círculo más íntimo y muchos más hasta llegar a denunciarlo. Es un proceso muy interno, donde pasamos por sentirnos cómplices, por tener miedo que inmoviliza. Me acuerdo que la primera vez que fui a la psicóloga convencida de hablar y contarlo sentía miedo que me estuviera viendo o escuchando, que era basado en nada por no había manera, pero lo sentís al miedo. Necesitas apoyo y contención, es muy dificil hacerlo sola».

«No es tan dificil ni imposible llegar a la Justicia, hacer que te escuchen. Me tocó un fiscal y un ayudante del fiscal muy comprometidos. Creo que no hay que callarse. Yo fui a denunciar para quitarme una mochila y me respondieron. Hay que denunciar, hay que hablar y sacarnos esa creencia de que la justicia no llega. Estoy muy agradecida».

«Es un proceso de revictimización, porque una tiene que pasar por los psicólogos, atestiguar, pasar por distintas cosas pero por eso es importante una red de contención».

«Tuve que exponer muchas veces lo que me pasó. Cuando declaras o atestiguas, te haces pedazos muchas veces por eso es importante que cuando salís alguien te esté esperando»

«Uno por cuidarse se olvida de cosas para mantenerte mas o menos cuerdo y poder seguir viviendo borrás de tu cabeza un montón de momentos. Cuando denunciás tenés que ponerte a contarlas a un extraño y eso moviliza y es muy fuerte. Es muy importante que cuando salís de declarar, alguien del otro lado te esté esperando y sosteniendo» cuenta Florencia.

«Me fui rearmando muchas veces. Puse en la justicia todo lo que se necesitara y guardo cosas que comparto con mi familia. En cuanto a otra gente, he recibido muchisimo apoyo. Una sola persona me escribió por privado diciéndome que no podía estar diciendo esto, que por favor le diera la información de la causa. No le di la información de la causa pero le dije que espere tranquila, que no me molesta que no crea en mi, pero que deje actuar a la justicia o que el mismo se lo cuente».

Mucha gente se sorprendió al conocer lo que había vivido Florencia. Mucha gente debe haberse sentido mal por no haber podido hacer o ver algo de lo que le estaba pasando.

Ella a eso responde, «Fue una coraza que me armé para poder seguir viviendo, tratando de a pesar de todo, tener una vida normal. Yo a esa profe la quiero un montón y no la culpo de absolutamente nada y ellos todos fueron mi sostén. Profesoras, siempre tuve muchos amigos que sin saberlo fueron mi sostén. Yo nunca les pedí ayuda, pero fueron imprescindibles para que yo pueda seguir».

«Estoy segura que no soy la única víctima, varias me fueron hablando de lo que les sucedió, no con la magnitud de lo que me pasó a mi o a mi hermana. Hay muchas víctima de violencia o de manoseos de el. Nos vamos sosteniendo porque es una busqueda de justicia por todas».

En cuanto al mensaje que puede darle a los adultos cuando los chicos intentan poner en palabras su pedido de auxilio, Flor es contundente. «Creerles».

Agrega «Los niños no mienten, menos sobre una cosa así donde no pueden dar detalles porque no entienden de lo que están hablando porque no lo conocen. Cuando un niño te está diciendo que le están haciendo algo que no le gusta tenés que acompañarlo, apoyarlo y creerle. Antes que nada, creanle a los chicos».

Flor, es mamá de 3 chiquitos, familia que armó con su gran compañero que se convirtió en un pilar fundamental.

Hoy su hijita está llegando a la edad donde Flor empezó a ser abusada. Ella dice «Ellos van sabiendo lo que fue pasando en mi vida, tuve que viajar a declarar y voy contando lo que ellos con su edad pueden entender. Tengo miedos, son mis fantasmas, y algo que tengo muy arraigado es que no tengo miedo del afuera. Mi vida social fue hermosa, mis profesores y amigos fueron hermosos pero mi miedo era en mi casa. No me generan fantasmas lo social porque yo miedo tenía en mi propia casa».

«Mi nena se empieza acercar a la edad en la que yo empecé a ser abusada y la verdad es que se me remueve todo. Uno siente culpa cuando es abusado y siente que uno genera eso en el otro. Yo hoy veo a mi niña y es imposible que ella por tener una remerita y un short en su casa, genere una excitación a un hombre adulto. No me entra en la cabeza».

Consultada sobre la detención de Rotela, explicó «Yo voy teniendo contacto con la fiscalía, más ahora que no me puedo movilizar para saber cómo va la causa. Sentí un gran alivio, lo estaba esperando y creo que saber que podía pasar en algún momento fue un sostén. Creí desde chica que en algún momento iba haber justicia. Me dio tranquilidad, sirvió el camino recorrido, me da orgullo haber podido sentarme a declarar, estoy orgullosisima de mi hermana que pudo poner palabras a lo que vivió»

Sobre lo que vivió Florencia y su hermana en manos de Eduardo Rotela, Flor explica «Nos unió y nos fortaleció a las dos y es una lucha en conjunto. Estamos juntas y le damos para adelante juntas».

Flor dice «Las víctimas tenemos nuestros tiempos, hay que darle para adelante porque se puede salir y ser feliz».

«En principio fue un camino largo, liberarme de esa mochila de la que yo no era responsable, ni era yo la que tenía que tener vergüenza ni era yo la que se tenía que esconder. Esto es un paso más para que se haga justicia por mi, por mi hermana y por todas las demás mujeres».

«No me siento valiente, para mi fue difícil y se dio todo en el tiempo que pude. Es muy solitario el camino por mas que estés acompañada y contenida. Cada una tiene sus momentos, nadie puede decirte qué es lo que estás haciendo bien o mal. Es tan personal el camino».

«Me animé ahora a denunciar, por qué? Porque tenía miedo, porque estaba paralizada y no porque no quisiera, porque no podía».

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