Publicación pedida: «Pase sanitario obligatorio: un límite Peligroso a la libertad”

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Cuando nos disponemos a escribir estas líneas nos viene a la mente una frase de Belgrano: “El miedo sólo sirve para perderlo todo”…
¿Y por qué vemos que tenemos miedo? ¿A qué le tememos? ¿Por qué tememos? ¿Qué nos lleva a
temer???
Y las respuestas se encuentran en el miedo a morir que invade la mente y nos paraliza, nos hace ver las cosas de una manera egoísta, aunque sea con razón. Cada cual tiene sus razones que pueden llevarlo a tener el miedo a morir y esas razones son cada una tan válidas como cualquier otra… Desde hace dos años estamos padeciendo una pandemia que apenas alcanzamos a comprender, apenas la empezábamos a dimensionar que salieron los medios masivos de comunicación a nivel mundial a mostrarnos imágenes de muertos, personas intubadas, fosas vacías en cantidades… todo eso en lugar de ver u oír palabras de aliento, de seguridad, de apoyo entre seres humanos.
Era la primera vez que abordábamos semejante desafío emocional, psicológico, sanitario, económico, y no teníamos más que palabras que generaban miedo, carteles en rojo, fallecidos contabilizados minuciosamente…
Durante mucho tiempo hemos llenado nuestras bocas de la palabra “empatía”, la cual muchos emplearon por primera vez no hace tanto. Y nos indignamos cuando vimos a un papá alzar a su hija enferma en brazos para cruzar una frontera interprovincial, cuando lloramos todos por ese padre que quiso abrazar a su hija para darle el último adiós y no pudo… Y ninguno pudo porque no nos dejaron, porque nos acostumbramos a decirle no a nuestros abuelos, a nuestros hijos y nietos…No al abrazo,
no al beso, no a la cena familiar, no al paseo, no al esparcimiento.
Nos acostumbramos a que todo eso estaba bien, porque era “por la salud”…
Y así nos encontramos en una nueva grieta que nos pusieron de afuera…que nos IMPUSIERON de afuera, sin pensar que no somos así, que no es nuestra humana esencia.
Y esa grieta se hizo más grande y nos hizo más egoístas, al punto de no ponernos a pensar razonablemente ante qué problema o riesgo verdaderamente nos encontrábamos. Dejamos que nos digan que nuestro amigo, nuestro pariente, nuestro vecino, nuestra familia son “potenciales riesgos” para nosotros. Dejamos que cada vez más nos dijeran qué podíamos y qué no podíamos hacer…qué
podíamos y qué no podíamos pensar…qué se nos permitía sentir y qué no.
Y salió de nosotros (los chivilcoyanos argentinos que tomábamos mate en la vereda, compartíamos asado, éramos solidarios con quien nos necesitaba, hacíamos campañas de ayuda al prójimo) algo que no era parte de nosotros; algo que el miedo no nos permitía ver…algo que nos hacía perder las cosas más simples, las que más amábamos…
Y nos pusimos egoístas, porque no nos dejaron SER… no nos dejaron entender al otro… Ese otro que en el espejo es igual a mí, que sufre y sufrió como yo, que comparte como yo y que vive como yo…
Y nos enseñaron a que ese egoísmo traspasara la barrera de la libertad, esa libertad que no se negocia, esa libertad que San Martín tanto preciaba diciendo “cuando hay libertad, todo lo demás sobra”…
Y nos pusimos hermanos contra hermanos, vecinos contra vecinos mientras aquellos que decidieron limitarnos esa libertad no la perdieron, no se pusieron jamás en “nuestros zapatos”. Y redoblaron la apuesta de ese miedo que tanto les funciona, y amenazaron cada vez más con perder más y más libertad…
“el miedo sólo sirve para perderlo todo”, dijo aquel prócer. Y tenía razón, porque así nos está sucediendo… Y vamos a perderlo todo si dejamos nosotros que eso suceda, si permitimos calladamente que nuestros vecinos pierdan libertades, si dejamos que sean “ellos” los culpables de nuestro miedo y no nosotros mismos…
Es muy fácil no hacerse cargo de nuestros miedos, miedos que todos tenemos y que condenando al prójimo no van a cambiar… Que el otro pierda libertades no lleva más que a caer en la conclusión de que en algún momento yo también pueda perderla…
Los derechos y libertades son de todos en todo momento y lugar, pero si algunos los pierden, podemos perderlos todos…
Hace no mucho tiempo atrás escuchábamos la frase “mi cuerpo, mi decisión” y muchos la aplaudieron, y se hizo ley…Y todos la aceptaron. ¿Qué pasó entonces con eso??? ¿Es nuestro cuerpo para algunas cosas y para otras no?
¿Desde cuándo unas personas por tener cierta condición de enfermedad/salud debe informar de la misma para hacer determinada actividad? Más a sabiendas de que todos (con vacuna o sin vacuna) nos podemos contagiar de la misma forma… ¿Desde cuándo nos debe cuidar el Gobierno y decirnos “cómo” porque nosotros no sabemos? ¿Es que si no me dicen “cómo” no puedo yo mismo ser el
responsable de mis acciones? ¿Qué pasó con el derecho de acceso a la salud, a la educación, al tránsito por el territorio argentino
en igualdad de condiciones? ¿Qué pasó con la Constitución como ley suprema de la Nación? ¿Qué si hemos sido solidarios? Por supuesto que sí!!! Simplemente elegimos no hacer uso de una inoculación a la cual sí hemos colaborado en comprar y sostener para todos los argentinos, al igual que el sistema de salud al que tenemos derecho de acceder en cualquier condición.
Y es que parece que el miedo nos está haciendo perder la humanidad y el recuerdo de tantas luchas ganadas en pos de los derechos y libertades de nuestro pueblo… Nos está haciendo perder ese compromiso de “asegurar los beneficios de la libertad para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”…
A reflexionar vecinos, amigos, familia, compañeros, chivilcoyanos, Argentinos…

Firma: «Chivilcoy por la Verdad»

“LA VIDA NO ES NADA SI LA LIBERTAD SE PIERDE…”

RECHAZAMOS CUALQUIER TIPO DE PASE SANITARIO QUE IMPLIQUE PÉRDIDA DE LIBERTADES PARA LOS Ciudadanos…

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