Una jueza denunció que salieron 2458 reclusos, de los cuales 176 tenían causas por delitos contra la integridad sexual.

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La jueza de Ejecución penal de Quilmes Julia Márquez cobró relevancia en los medios la semana pasada tras afirmar que en la Provincia de Buenos Aires se liberaron 176 presos vinculados a delitos sexuales. Este domingo, contó que luego de revelar estos datos recibió «llamados» y aseguró que tiene miedo.

En diálogo con radio Mitre, la jueza ratificó los datos que había dado hace algunos días, aunque especificó que estas cifras podrían tener lugar desde comienzo de año y no desde que empezó el aislamiento obligatorio por el coronavirus.

«Salieron beneficiados, no por cumplimiento de penas, eran libertades asistidas, libertades condicionales o arresto domiciliario. No está clasificado cuántos correspondían a cada uno de estos institutos, porque son números proporcionales», aclaró la jueza.

Márquez explicó quenuestro país «en 2018 tuvo más de 2300 muertos por asesinato» y que ahora «estamos todos resguardados por un poco más de 200» por COVID-19. «Si estamos haciendo esfuerzos para aplanar la curva del coronavirus, pongamos el mismo esfuerzo en aplanar la de los asesinatos«, sentenció.

A su vez, Márquez contó: «Me criticaron mucho por haber hablado de estos números porque no es mi facultad, solo que yo conozco esta información y tenemos que hablar de esto y las autoridades que saben esto no hablan«.

Para cerrar el tema, la jueza reflexionó: «Cuando ladran es señal que cabalgamos, estoy convencida de que a alguien no le gustó esto y me da bronca que se le quiera poner una visión política en el medio cuando esto nos involucra a todos como sociedad porque la vida de las personas no tiene pertenencia política«.

Respecto a los casos de COVID-19 dentro de las cárceles del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), Márquez aseguró que, hasta ahora, hubo un único caso. «Es que el interno iba al hospital de Avellaneda para dializarse, comenzó con fiebre y lo dejaron internado», contó haciendo referencia al caso de Julián Arakaki, de 49 años, alojado en la Unidad 23 de Florencio Varela y condenado a cadena perpetua por haber asesinado a su hija para vengarse de su expareja.

«Él estaba en sanidad junto a otros 4 internos de los cuales ninguno se contagió. El interno ya está recuperando, incluso dicen que murió y no es así», amplió.

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