«Compartimos momentos de incertidumbre, al lado de los pacientes, personas que se nos iban y había que seguir y lo único que nos quedaba era abrazar a sus familiares. Nada más»

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La Gaceta del Oeste, dialogó con el Secretario de Salud, Dr. José Caprara luego de un emotivo acto por el 167° Aniversario de Chivilcoy, en donde se recordó a los fallecidos de covid-19 y se reconoció al personal de salud y se lo vio muy movilizado.

«Fue muy emocionante el aplauso, la ovación que hubo en el desfile cuando pasó el personal de salud de todo el sistema de salud de Chivilcoy, no solo del Hospital de Chivilcoy, el de Moquehua, APS, SAME y equipo de seguimiento. Realmente el reconocimiento de la gente fue maravilloso y después de una año comparando los octubres donde el año pasado estábamos en una situación muy complicada en lo que fue la cresta de la primera ola a este octubre donde estamos sin casos activos por lo que lo único que tengo son palabras de agradecimiento. Estaba todo el mundo como en una barca, sin distinción, todos en la misma situación de vulnerabilidad y recordando que el Papa Francisco nos alentaba diciendo que no tuviéramos miedo. Así fuimos transitando la pandemia, con mucha fe, con la esperanza de que esto en algún momento iba a pasar y llegó finalmente el festejo del aniversario sin casos. Es muy emocionante».

Consultado sobre lo que sintió el en particular, teniendo en cuenta que fueron meses muy difíciles, recordando el esfuerzo de las horas de trabajo y de las conferencias diarias brindando detalladamente información sobre lo que estábamos atravesando, explicó «Es una situación muy particular porque sentía una necesidad interna que me movía para estar al lado del paciente. Me acuerdo de una de las primeras veces que fui a la Sala Covid, el Dr. Pablo Fernández que fue un gran jefe que comandó todo lo que fue la lucha en la pandemia, me mira y me dice qué hacés acá adentro? Está todo bien, no te preocupes, están todos bien cuidados, no tiene sentido que te expongas y le dije que no estaba controlando, y le dije tiene sentido para mi venir y estar al lado del paciente, hablar, escucharlos. Llegaban los primeros protocolos donde decían que los pacientes tenían que estar solos, aislados y eso iba en contra de nuestros principios como médico y en contra de mis principios de humanidad. Nos decían que tenían que estar solos en una habitación, le dejaban la comida en la puerta como si no fuera un ser humano y sin todo tipo de contacto y controlándolo por una llamada de teléfono y mostrándoles fotos de cuanto marcaba la saturación y realmente eso fue muy doloroso. Sin la contención de un familiar con toda la incertidumbre de todas las cosas que pasan por la cabeza cuando tenés una enfermedad y están internado con algo que uno no sabe muy bien cómo te va a ir».

«Desde que uno decía, te dio positivo el hisopado se despertaba la incertidumbre de si uno se iba a morir, si iba a tener neumonía, si iba a necesitar respirador y todo eso transitarlo solos más allá de la compañía que le brindaban médicos o enfermeros, era muy, muy doloroso. Yo sentí esa necesidad, estar al lado de los pacientes» señaló.

Uno se enteraba de las visitas de Caprara a la Sala Covid o a la terapia, a través de lo que contaban las personas que atravesaron el virus, agradeciendo que el se presentaba en cualquier momento, cuando podía, preguntándoles si querían hablar, rezar o escuchar y sobre esto el doctor contó «Yo lo sentí así, el amor a Jesús que nos enseña y me motiva en la vida» y se vuelve a emocionar hasta las lágrimas. Igual que muchas personas que apaludía al personal de salud en el desfile y al personal de salud en medio de esos aplausos. Uno no podía dejar de pensar, cuántas cosas pasaban por sus cabezas, cuantas historias guardadas, cuánto cansancio superado por el compromiso con la sociedad y la voluntad diaria.

«Vi a muchos muy emocionados y se mezclan sensaciones. Con muchos de ellos, compartimos momentos de incertidumbre, de lo que pasaba durante el día, durante la noche al lado de los pacientes, personas que se nos iban y había que seguir. En ese momento se le pasa a uno un montón de imágenes, rostros de personas que hoy no están, (llora) y que lo único que nos quedaba era abrazar a sus familiares. Nada más».

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