
Quién era Marta Invernoz? Preguntan quienes no tuvieron la dicha de conocerla. Y no se me ocurre otra cosa que decir, Marta era tantas cosas!
Se nos fue Marta. Quienes tuvimos la fortuna de conocerla, poco, mucho, desde hace poco, desde hace muchos años, conocimos todos a la misma Marta.
Ella no tenía una cara para unos y otra para otros, no cambiaba sus discursos dependiendo de a quien tuviera enfrente o con quien compartía una mesa. Era ella, siempre ella.
Hermosa mujer, en todos los sentidos. Sin siquiera conocerlos, hablabas un rato con ella y sus hijos, orgullosamente sus hijos, eran tema central de toda charla. Y era imposible no quererlos. Ella te hacía sentir que los conocías de toda la vida.
Me pregunté todo el día qué decir de ella, alguna palabra que la defina. Marta era LIBERTAD. De belleza simple, de ojos de absoluta bondad. Transparente, podías saber a la perfección y sin equivocarte, qué estaba pensando. Las mujeres a las que llaman “tercas” porque si tenía razón, no iba a claudicar pero con mucho respeto iba a defender lo que pensaba y si no encontraba el acuerdo, una sola frase y el silencio, era su clara respuesta.
Marta era calidez humana. La que te invitaba a charlar con su tono suave, agarrándote un brazo y haciendo que la escuches y siempre, te dejaba pensando y aprendiendo.
Mira que le pegó fuerte la vida y hasta de sus peores momentos, nunca, nunca, ella hablaba desde el resentimiento o enojo. Increíblemente a todo, le encontraba algo positivo o le quitaba valor para rearmarse. Marta era eso, Marta era amor.
Una adelantada en tantas cosas, una mujer luchadora, encantadora. Gracias por los momentos y charlas compartidas.
Nos dejaste un rato. Siempre parece poca la vida y en tu caso, me hubiese gustado disfrutarte mas.
Te despedimos con dolor, pensando en esos dos tesoros que son tu orgullo y el de todos los que supimos lo que significaban para vos. Del trabajo hermoso que hiciste fiel reflejo de lo que fue esa madre amorosa.
No tengo mas que palabras de agradecimiento. Nada me gusta más de una persona que te enseña sin ser consciente. De esas charlas en el sillón que atesoro en mi corazón. Gracias Marta me hubiese encantado haberte disfrutado más y estar más cerca, me quedo con los momentos compartidos pero muy intensos. Te quise mucho y no sé si lo sabías, pero era así!