Horacio Vero «Domingo Ghio»

ExtraInteres General

 

 

 

Dentro de una misma ciudad, cada barrio tiene particularidades, historias y  personajes que le dan un sello  único, distintivo e inconfundible, que trasciende a las generaciones y perdura como un legado a través de los tiempos.

 

 

 

 

 

 

MI barrio de toda la vida fue, es y será la Mitre. Lo llevo en mi mirada, en la sangre y en el alma. Conozco cada uno de sus rincones, sus veredas,  sus olores y su gente. La Mitre guarda mi niñez, mi adolescencia, mis sueños, mis afectos y estos días tranquilos y felices del ocaso.

 

 

 

 

 

Domingo Ghío y su kiosco son una parte hermosa y grande de la Mitre y de mi propia existencia. Allí compraba caramelos camino a la Escuela 7, mientras la vieja campana nos llamaba a clase. Allí buscaba pastillas de menta para los bailes de Cerámica, las revistas  Goles, el Gráfico y Patoruzú, la coca y el alfajor del día domingo. Allí compré de todo porque, misteriosamente, en ese cuadrado de dos por dos, había de todo.

 

 

 

Y como Ud. y como tantos, aprendí a querer a ese hombre de ojos buenos y vivaces, de sonrisa fácil y bigote prolijo y fino, semejando un caminito de hormigas.

 

 

 

 

 

Domingo construyó ´su ´ kiosco y tras cincuenta años de vivir de él y en él, se retiró dejándonos su ejemplo de tipo humilde, honrado y laburante, espejo en el que muchos deberíamos mirarnos, bajándonos de orgullos, arrogancias  y soberbias.

 

 

 

 

Es, y será imposible, separar a Domingo Ghío de su kiosco, y viceversa. Alguna vez, quisieron voltear ese emblema sagrado porque – dijeron- afectaba el paisaje de la plaza Mitre. Pobrecitos!!No se daban cuenta ni entendían  que el paisaje de la Mitre entera no es igual sin la estampa sencillita de ese kiosco con nombre y apellido.

 

 

 

 

Por eso, como hombre y kiosco son indivisibles, no es cierto que Domingo se haya ido a otro barrio, ni tienen razón quienes afirman que se fue de viaje eternamente. Por eso, también, donde Alem y Dean Funes  entrelazan sus manos, asomado a la ventana, por siempre y para siempre, estarán los ojos buenos y vivaces de Domingo vendiendo  caramelos mientras llama a clase la vieja campana de la Escuela 7.

Horacio Alberto Vero

 

 

 

Un comentario en «Horacio Vero «Domingo Ghio»»

  • Hermoso.Felicitaciones.Merecido recuerdo y homenaje.desde el corazón.

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *