Ricardo Fernández Núñez tiene a dos de sus trabajadores dentro del ejército ucraniano y a otra sitiada por los bombardeos. “Para el mundo Ucrania todavía esta lejos y creo que no ven que si este Hitler moderno avanza va a seguir con todo Europa”
Un argentino que vive en Kiev: “Mis empleados escucharon a Alberto y me preguntaron si apoyábamos a Putin”
Tiene 75 años. Es un exitoso empresario argentino. Tiene bodegas y fábricas de alimentos en Italia, España, Polonia, Estados Unidos, Hungría, República Checa y Ucrania. Desde hace muchos años vive en Ucrania, el país invadido por las tropas de Vladimir Putin. Su último proyecto es producir vino con uva autóctona en Odesa, una ciudad ubicada en el sur del país en guerra. La crueldad de la guerra lo sorprendió en Francia durante la exposición vitivinícola.
Dos de sus empleados están dentro del ejército regular ucraniano. Tatiana, otra trabajadora de su fábrica, vive asediada por los bombardeos. “Los hombres piden proteger a la familia, a las mujeres les tuvimos que pedir por favor que salgan de Kiev”, revela y describe que el tercer ejército ucraniano es el de “las casas”. Dentro de sus casas los civiles preparan bombas molotov que por televisión el gobierno de Volodímir Zelenski les enseño a armar. Miles de botellas vacías de los vinos que produce en sus plantas, y en la de otros bodegueros, se podrían estar utilizando para intentan frenar el avance los carros de asalto y tanques del ejército invasor.
Al referirse a la posición Argentina respecto a la invasión rusa, expresó; “Ese Presidente me debe una porque yo tuve que poner la cara ante mis empleados. Mis empleados me vinieron a preguntar si nosotros, los argentinos, apoyábamos a Putin. ¿Está claro esto, no? Pero segundo: ¿cuándo tomaron una posición concreta respecto a que esto era una invasión y que se cometieron crímenes de guerra? Cuando el Canciller tuvo que ir a las Naciones Unidas y leer una carta de manera vergonzante, mirando para abajo, diciendo que castigaban y se pronunciaban en contra de la invasión. Esa no es política de Estado. Un argentino en el exterior no debe hablar mal de su país o de sus gobernantes…pero el presidente Fernández colmó los límites de mi prudencia. Le dije a mis empleados que este señor había llegado a la presidencia en forma casi mágica y que era como un barrilete: según donde estuviera volando decía las cosas que debajo del barrilete quieren escuchar. El Presidente de mi país desmintió que en plena pandemia y confinamiento haya existido una “fiesta en Olivos”. Lo desmintió y después terminó reconociéndolo. Una persona que hace algo así es una persona a la que no se le puede creer absolutamente nada. Y hoy no le creo. Al Presidente no le creo que estén en contra de la invasión de Rusia a Ucrania.
Fuente: Infobae / Periodista: Andrés Klipphan