«Te vas en las madrugadas, y Te recibe el ocaso», por Emanuel Bibini. Homenaje al payador Pietrobelli
«Te vas en las madrugadas, y Te recibe el ocaso», por Emanuel Bibini, es un poema homenaje, al payador fallecido recientemente, Nestor «Gringo» Pietrobelli, de la localidad de Pla.
TE VAS EN LAS MADRUGADAS, Y TE RECIBE EL OCASO.
Si me permiten amigos…
Un homenaje escribir.
Tengo algo para decir,
así que vengan conmigo.
Para escuchar lo que digo,
y no pensar ni sentir
que alguien se puede morir…
Que Dios los tenga en la gloria
artistas que, en la memoria,
Nunca dejan de existir.
Al señor que quiero honrar,
No hace falta que lo nombre.
Todos conocen a este hombre
de más estaría aclarar.
No hay mucho en lo que pensar
de los últimos poetas.
Rimas más fuertes que atleta.
No sé si quedará alguno
como el creo, que ninguno.
Filoso como saeta.
La luna dice: “lo he visto
payando por los caminos”.
Entre veros y algún vino
demostró que estaba listo.
Y perdónenme que insisto.
Tiró sus versos al viento.
Emanaba su talento
como fuente de una roca.
Son los versos de su boca
hoy lo llora mi lamento.
Dicen que era un tipo amable
muy atento y servicial.
Con todo ese potencial
de un artista inigualable.
Potente voz saludable…
Derrochaba su alegría.
A ninguno compañía
nunca jamás le negó.
Y ahora piensan se marchó
quizás tomando otra vía.
Si le pedías una rima
El jamás te la negaba…
A todo el mundo animaba
y nunca se sintió en la cima.
Se subió a muchas tarimas
como gran animador.
Fuerte gaucho y payador
y con sobrada humildad
supo ver la humanidad
Y todo a su alrededor.
Si por su casa pasabas
seguro un mate te daba.
Sin nada no te dejaba
marcharte, así como andabas.
De día o de madrugada.
No tenía ningún problema.
Si te aquejaba una pena
Él te sabía aconsejar.
Sensible para escuchar
nunca te iba a reprochar.
Yo ya me voy despidiendo
con esta poesía triste.
Y si piensan que te fuiste…
Yo también ahora estoy yendo.
Y no es que te esté siguiendo
pero es que quizá en tus pasos
dejaste marcado el trazo…
Con la tinta derramada.
Te vas en las madrugadas,
Y te recibe el ocaso.
Emanuel Bibini.