«Vuelos de la muerte» Acto politiquero de la vergüenza

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Oscar Dinova

VUELOS de la MUERTE – ACTOS POLITIQUEROS de la VERGÜENZA

«Donde hay dolor existe un territorio sagrado» (Oscar Wilde, escritor irlandés)

El pasados lunes 26 tenía lugar uno de los actos más bochornosos de la escena política reciente. Se presentaba, -en el marco de un acto ultra partidista- a uno de los aviones que arrojaban, hace 45 años, a gente indefensa al mar. Nuestra familia, fue una de las miles que perdió seres queridos en esa metodología aberrante. Un dolor, que convierten a la ESMA y esas máquinas de la muerte en lugares sagrados. !!Nunca en una vitrina electoral!! (Diana Manos y Oscar Dinova)

A continuación, un extracto de la nota publicada en La Nación por Norma Morandini;

«Donde hay dolor hay un territorio sagrado. Acudo a esta frase de Oscar Wilde por el dolor que siento ante una nueva profanación, el lunes, durante un acto en el que participaron la vicepresidenta y el flamante candidato presidencial del oficialismo: convertir en objeto electoral el avión que arrojó al agua a los presos desaparecidos en la tenebrosa ESMA.

Entre ellos, mis dos hermanos menores, Néstor y Cristina. Muertos insepultos, sin tumbas ni rezos porque no los vimos morir. Sin los rituales de muerte, el silencio y el respeto despojados de toda ideología, como son los rituales de muerte cuando son verdaderos. Ceremonias que se repiten en todas las sociedades donde las guerras fratricidas dejaron dolor y sufrimiento, y por eso respeto y silencio.

Desde que el pasado trágico se utiliza para fortalecer las políticas del presente, aumentar el poder de un matrimonio en la presidencia, propagandizar a una agrupación juvenil, hacer política con nuestros muertos, la profanación ha sido una constante.

Desde aquel 24 de marzo de 2004, en la primera conmemoración del gobierno del presidente Néstor Kirchner, al frente de los portones de la ESMA, la memoria de nuestros muertos se convirtió en materia de actos políticos con discursos, consignas y festivales musicales. Nunca lo que sucede en países que también debieron lidiar con el pasado trágico, en los que las conmemoraciones de Estado son ecuménicas, con el propósito de sellar el “nunca más” para dar, también, un sentido pedagógico al sacrificio de toda una sociedad. ¿Qué hay más traumático en la vida de una Nación que las guerras civiles y los golpes de Estado?

A nuestro lado, nuestros vecinos uruguayos, al recordar esta semana los cincuenta años del golpe militar que sufrieron en junio de 1973, evocaron la última sesión en el Senado, horas antes de la asonada militar. En una ceremonia tan solemne como emotiva, se reunió todo el sistema político, dirigentes del oficialismo y la oposición, así como también muchos extupamaros.

Todos evocaron la primera consecuencia del golpe militar, la cancelación de la política. Ahí estaban, en el majestuoso edificio de la Asamblea Legislativa, la casa política de la democracia, los expresidentes, los que ayer fueron enemigos y hoy hacen una interpretación diferenciada de la historia, como el padre del actual presidente Luis Lacalle Pou, Pepe Mujica y Julio Sanguinetti ¿Hipocresía? No. La democracia, la institucionalidad está por encima de las rencillas políticas, partidarias, personales. Porque donde hay dolor hay un territorio sagrado. Un ritual cívico cargado de enorme significación.

El actual presidente de Uruguay, Luis Lacalle Pou, al que calificaríamos de derechas, ha presentado un proyecto de ley para que se abran todos los archivos de la dictadura.

«Llevo años con la misma obsesión: ¿qué tiene el alma herida de la Argentina?»

La vicepresidenta inauguró la campaña electoral con el candidato del oficialismo a su lado y sus seguidores escucharon la reprimenda de la líder por las internas partidarias.

Atrás, a lo lejos, el Río de la Plata, donde fueron arrojados numerosos presos desaparecidos en la ESMA. A sus espaldas, una grotesca presencia, el avión militar Skyvan PA-51, que pervierte el espectáculo de la memoria.

Los argentinos no necesitamos piezas de museo para recordar lo que nos sucedió, sino una auténtica democracia que nos garantice nuestro derecho a la verdad completa. No la matrícula del avión y toda su trayectoria hasta llegar a los Estados Unidos, sino toda la verdad de lo que sucedió realmente en la ESMA.

Mientras no tomemos conciencia de lo que nos sucedió para hacernos cargo de la responsabilidad que cada uno de nosotros tuvo en esa tragedia colectiva, más se perpetúa la maldad y la mentira.

Como grotesco y doloroso ejemplo de la banalización del pasado, ahí está ese primer acto de campaña electoral, usando ese avión, símbolo de los “vuelos de la muerte”, sin compasión ni respeto para los que tenemos lágrimas de verdad» (Norma Morandini, la Nación. 1 de Julio de 2023)

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