El gran mal de la Argentina: La falta de memoria y el desconocimiento histórico…

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Los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; no podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo y, los hombres, al igual que los árboles, se conocen y aprecian por sus propios frutos; lo demás, son meras y vanas palabras y expresiones verbales…

Sin duda alguna, el mayor mal de la Argentina, reside en la ausencia de memoria y el notorio desconocimiento de nuestra historia; dos grandes causales de que el país y la sociedad en su conjunto, desde hace ya, muchos, pero muchos años, quedara literalmente atrapada en el fatal y nefasto círculo vicioso del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde no cambia nada; nunca pasa nada; todo queda judicialmente en la nada; siempre se habla de lo mismo; todo resulta igual – una persona ilustrada o un analfabeto; un individuo probo y honesto o un malandrín y delincuente -; todo da lo mismo y, todo resulta, indefectible e inexorablemente siendo, siempre lo mismo y más, más, más de lo mismo… La Argentina del siempre lo mismo y del más de lo mismo, que nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, marginación social, penurias, empobrecimiento constante y miseria; la Argentina, donde ganan los chantas, los chorros, los vulgares vendedores de imagen y los que viven de arriba, pero pierden, se funden y hasta son boleta, las personas buenas, nobles y honradas, que trabajan, luchan, se esfuerzan y abonan sus cargas impositivas y tributarias…

Los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, quienes embaucan o engrupen, día tras día, a la gente y la gilada, carecen de toda vocación y voluntad de cambio; pues, precisamente, su enorme curro y su colosal negocio, para mantener sus prebendas, privilegios, acomodos, impunidades, beneficios y enriquecimientos económicos y dinerarios, consiste en que no cambie nunca nada y, todo continúe igual o peor, peor de lo que está… Si la sociedad, falta de memoria y de conocimientos históricos, acepta a los chantas, los chorros y los vulgares vendedores de imagen y cortinas de humo, en una mansa, paciente y silenciosa actitud de inoperante resignación conformista, cruzada de brazos; jamás de habrá de cambiar nada… Y dentro quizá, de cinco, diez, quince o veinte años, con idénticas, crónicas y más agudas y severas problemáticas, se hablará, lo mismo, lo mismo, lo mismo, lo mismo que ahora…

De allí, la urgente e imperiosa necesidad de recuperar la memoria y, adquirir un esclarecedor y valioso conocimiento histórico, para recuperar así, los principios y valores morales, la justicia, la verdad, la honestidad, la educación, la cultura del trabajo, la fe, el optimismo, la alegría, las mejores expectativas y perspectivas, la ilusión, la fuerza emprendedora y realizadora y, la feliz y luminosa esperanza… Una esperanza, teniendo memoria y conocimiento de nuestra historia, porque los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo…

La Argentina sin memoria, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

La cuestión, che, gilún, es bien notoria, / ¿Por qué estamos así? – verdad cantada -: / Porque somos – la tengo remanyada -, / esta triste Argentina sin memoria… / La Argentina, sabés – minga de gloria -, / del balurdo, el camelo y la pavada, / donde el tiempo rajó, no cambia nada, / y borramos del mate, nuestra historia… /Argentina de afano y mishiadura, / donde pierde el salame que labura, / y los chantas y chorros, han vencido… / Quiera Dios, que algún yorno despertemos, / y saliendo a la luz, no nos quedemos, / en la noche más fiera del olvido.   

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