«Librarse de los chantas de siempre, para bien de los argentinos»

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Librarse de los chantas de siempre, para bien de los argentinos… por Carlos Armando Costanzo, fundador y Director del Archivo Literario Municipal.

Librarse de los chantas, los chorros y los vendedores de imagen, de siempre… Un médico, puntualizó y subrayó en una oportunidad: “Si una grave enfermedad o una patología maligna, como una formación tumoral, no se detectan, combaten y extirpan de manera rápida e inmediata, poco tiempo más tarde, se propagan, diseminan e invaden todo el organismo y, lamentablemente, ya no quedan posibilidades de cura; sólo un desenlace, muchas veces, inevitable”. 

Para bien de los argentinos, y por el presente, el porvenir, la salida y el destino del país y de la patria, en un ruego ferviente y emocionado, le pedimos a Dios que nos salve y nos libre de los chantas, los chorros y los vendedores de imagen, de siempre, quienes infortunadamente nos condenan a esta dramática y patética realidad del siempre lo mismo y del más de lo mismo, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda judicialmente en la nada, siempre se habla mucho de lo mismo, todo resulta igual, todo da lo mismo y, todo termina inexorablemente siendo, siempre lo mismo y más de lo mismo…; esta triste y angustiosa realidad, donde ganan, precisamente los chantas, los chorros, los vulgares vendedores de imagen y los que viven de arriba, pero pierden los giles y laburantes y, las personas buenas, nobles, decentes y honradas, que trabajan, se esfuerzan, luchan y abonan sus impuestos y cargas tributarias…

Le pedimos a Dios que nos salve y nos libre de los chantas, los chorros y los vendedores de imagen, de siempre, quienes, entongados o confabulados entre ellos, con roscas, trenzas, transas, pactos de impunidad, arreglos, componendas y contubernios, carecen de toda intención, propósito o voluntad de cambio y, cuya única finalidad consiste en que no cambie nunca nada, y todo prosiga así, igual o peor de lo que está… Qué no cambie nunca nada, porque allí se asientan y estriban sus grandes curros y negocios, para mantener de ese modo, las prebendas, privilegios, acomodos, ventajas y beneficios económicos y, continuar luego enriqueciéndose, a expensas de la gente, y los ciudadanos probos y honestos que trabajan y pagan sus obligaciones impositivas…

Le pedimos a Dios que nos salve y nos libre de los chantas, los chorros y los vendedores de imagen, de siempre, quienes engrupen o engañan, distraen, entretienen, confunden, envuelven e idiotizan a la gilada, día tras día, día tras día, con una pantalla televisiva o cortina de humo distinta; puro cartón pintado, apariencia, caretaje, pescado podrido y espejito de colores, mientras transcurren el tiempo y los años, se nos esfuma la vida, no cambia nunca nada y, todo, todo siempre continúa, igual o peor de lo que está… Ese es el móvil y el único objetivo: Qué no cambie nunca nada, y todo prosiga igual o peor de lo que está, dentro del marco de un país hueco, decadente, banal, sin proyectos, motivaciones ni expectativas y, vacío de contenido alguno, donde se impuso un orden o modelo moral, social, laboral y cultural, que sólo nivela e iguala hacia abajo, con ignorancia, analfabetismo, frivolidad, pavada, empobrecimiento progresivo y miseria dependiente… Un país, en definitiva, sin presente, futuro, destino ni salida, que no nos lleva ni conduce a ninguna, a ninguna parte… No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada, a fin de impedirlo y, los Hombres como los árboles, se conocen por sus frutos… Qué nadie, entonces, nos engañe o engrupa, con chamuyos y palabras…  

Le pedimos a Dios que nos salve y nos libre de los chantas, los chorros y los vendedores de imagen, de siempre, frente a una sociedad, muchas veces, superficial, apática e indiferente que, en una adormecida, paciente, pasiva y silenciosa resignación conformista, acepta, tolera, naturaliza, ve como algo normal y, es totalmente funcional, a los chantas, los chorros y los vendedores de imagen. Si la sociedad acepta la realidad – más allá del agravamiento, descomposición y deterioro de la situación -, jamás cambiará nada y, todo continuará así, por tiempo indefinido, igual o acaso, mucho peor de lo que está… El tema simplemente reside, en la mansa aceptación de la sociedad… Alguien vaticinó que, “por los chantas, los chorros y los vendedores de imagen de siempre, dentro de unos pocos años, tendremos un país con el 70% de la población sumida en la miseria, prácticamente analfabeta y, sobreviviendo, a duras penas, merced a la mendicidad y el asistencialismo estatal… Dentro de pocos años, de no revertirse la actual situación, la personas que, en la Argentina, trabajen, estudien, tengan deseos de progresar y abonen impuestos, se habrán de contar una por una, y tal vez, sobren los dedos de la mano…”

Le pedimos a Dios que nos salve y nos libre de los chantas, y después nos encamine, por la promisoria y luminosa senda de los principios y valores morales, la conciencia ética, la justicia, la verdad, la honestidad, el respeto, la educación, la cultura y la escuela del trabajo, la producción, el desarrollo, el crecimiento, la fe, el optimismo, la ilusión, los sueños, la alegría y la esperanza.

Librarse de los chantas, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Quiera Dios, che, merluza, que algún día, / nos libremos del chanta y atorrante, / tanto chorro feroz – flor de maleante -, / la ambición, la pesada fulería… / Nos libremos de tanta porquería, / – esta mugre brutal, de forte aguante -, / y salgamos después, hacia delante, / con un cuore de sueños y alegría… / Nos libremos del curro y el afano, / el eterno bochinche cotidiano, / las matufias, la lunga desconfianza… / Y tengamos al fin – posta futuro -, / un país de honradez y de laburo, / una tierra debute de esperanza.   

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