A raíz de la cinta negra puesta sobre la fotografía del ex Intendente Ferro, se formó lo que debía pasar desde un principio. Debate, consenso, discusión y por qué no… que elija la mayoría.
Cuando se impuso el nombre de Adelina Dematti de Alaye, al Museo Histórico, que casualmente se compró durante la intendencia de Ferro, ella pidió que se le coloque la cinta negra. Algunos dicen, que estaba conversado con anterioridad.
El salón de Intendentes, ideado durante el mandato de Ariel Franetovich pasó de la antesala del despacho del Intendente a ocupar un lugar en el Complejo histórico. Entre todas las fotos y placas de Intendentes de nuestra ciudad, se puso tambi{en la del Ingeniero Ferro con la aclaración de haber sido Intendente de facto.
Luego de la polémica y el dolor que causó no solo para la familia sino también para muchísimos ciudadanos, amigos, compañeros, adversarios que reconocen el valor de su gestión, pero por sobre todo, valores que hoy, no abundan, honestidad.
Basta solo con recordar, que Florencio Randazzo lo invitó a participar de la inauguración de la Segunda Circunvalación, sueño que vio cumplido Ferro, cuando mirándolo a el y a Juancorena, el Ministro dijo «Lo mejor que puede pasarle a un político es caminar por su ciudad y recibir elogios de los vecinos». O cuando Ariel Franetovich pidió expresamente a la familia que el cortejo fúnebre del Ingeniero Ferro, pasar por la municipalidad y se detuviera un minuto para rendirle homenaje.
Basta solo con leer, lo que manifestaron a través de los distintos medios de comunicación, por las redes sociales y de todas las formas posibles, para darse cuenta que son mucho más los que sienten que Ferro no se merecía eso.
Entonces nos lleva a preguntarnos entre todos, ¿hay voces que valen más que otras? Sabrá Adelina la historia del Ingeniero Ferro o solo se quedó con que fue el elegido para conducir Chivilcoy en esa época nefasta? ¿Sabrá Adelina, que este hombre fue elegido por el pueblo como representante del pueblo y que colaboró desinteresadamente con otros funcionarios? ¿Tendrán en cuenta quienes pusieron esa cinta lo que sintió mucha gente y tendrán el coraje de quitarla? ¿Someterán a elección ésta decisión y que gane lo que decida la mayoría?
Muchas son las preguntas que quedan en el aire, eso es lo que debería haber pasado antes que una, dos o cinco personas decidieran que el Ingeniero Ferro tuviese esa cinta negra en su foto. «Que quienes dicen defender los derechos de unos, no sean los mismos que pisoteen los derechos de otros»
