El gran valor de la honradez, para algunos, fuera de moda…

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El gran valor de la honradez, para algunos, fuera de moda.. por Carlos Armando Costanzo

Aunque algunos consideren que, los valores morales y la ética, están fuera de moda, caducos, anacrónicos y perimidos, no podemos soslayar la gran importancia de la honradez.

Sin honradez, rectitud ni transparencia – aunque hoy, parezca infantil o ingenuo, defender, exaltar y proclamar estos valores, frente a la enorme corrupción y la gigantesca e inagotable podredumbre -, una sociedad y un país, carecen de presente, porvenir, destino, ni tampoco, salida ni perspectiva alguna…

Hoy, más que nunca, debemos retornar al valor esencial y fundamental de la honradez, la verdad y la justicia, la nobleza y probidad de conducta y, la claridad y la transparencia de procederes… Retornar al nivel ético y la calidad humana de los individuos, sin ruindades, rencores, ambiciones malsanas y, mezquinos y espurios egoísmos…

Infortunadamente, los chantas de siempre, quienes resultan ser todos iguales, y cuya única intención o propósito, consiste en engrupir o engañar, distraer, envolver y confundir a la gilada, con múltiples espejitos de colores, cartones pintados y cortinas de humo diferentes; qué no cambie nunca nada y, todo siga igual o peor de lo que está; sin dudas, impusieron e instalaron un modelo de sociedad distinto, un nuevo orden o paradigma moral, social, laboral y cultural…. Los  chantas, instauraron un modelo, donde la honradez, los valores, la justicia, la verdad, la educación, la cultura del trabajo, los méritos y, las personas buenas, decentes y laboriosas, prácticamente, ya no tienen más cabida… Triste realidad, de un obscuro y olvidado país en decadencia, que nivela e iguala siempre hacia abajo, con ignorancia, incultura, marginación y miseria… La Argentina del siempre lo mismo y el más de lo mismo, donde no cambia nada, nunca pasa nada, todo queda en la nada – impunidad judicial, total y absoluta -, siempre se habla mucho de lo mismo, todo resulta igual, todo da lo mismo y, todo termina, inevitable e inexorablemente siendo, siempre lo mismo y más de lo mismo… La Argentina, donde siempre ganan los mismos (los chantas, los chorros y los que viven de arriba) y siempre pierden los mismos (los laburantes y los giles, a los cuales, vienen engrupiendo, con manifiesto éxito e innegables triunfos por goleada, los chantas de siempre).

Necesitamos, hoy, más que nunca, volver como sociedad, al gran valor de la honradez… De no lograrlo, proseguiremos como hasta ahora, por los siglos de los siglos, sumidos en la angustia, la depresión, el desaliento y, una pasiva y silenciosa resignación conformista… Y continuarán ganando los chantas y, perdiendo los pobres giles, pues los chantas existen, gracias a los giles, y si lo giles no se avivan y despiertan, reinarán los chantas, de un modo pleno e indefinido…

No podemos aguardar resultados distintos, haciendo siempre lo mismo; para que triunfe el mal, sólo se necesita que los buenos no hagan nada a fin de impedirlo; los pueblos que olvidan su pasado, están condenados a repetirlo y, los Hombres como los árboles, se conocen por sus frutos… La corrupción y la podredumbre, no nos conducen a ninguna parte, excepto al fracaso, la calamidad, la bancarrota y la apocalíptica catástrofe… Sin honradez, no hay país, sociedad, presente, futuro ni destino… Pensemos y reflexionemos, porque de nosotros, depende…

La oración lunfa de la honradez, por el procurador Carlos Armando Costanzo, fundador y director – organizador del Archivo Literario Municipal y el Salón del Periodismo Chivilcoyano, y miembro correspondiente, de la Academia de Folklore de la provincia de Buenos Aires y la Academia Porteña del Lunfardo.

Che, mi Dios, yo te bato, suplicante, / en mi humilde oración – mistonga esencia -, / por la posta moral y la paciencia, / que nos hace bancar, mucho atorrante. / Por la forte pulenta y el aguante, / un fratelo sentir – buena conciencia -, / y una flor de conducta y transparencia, / sin la sombra del chanta y el maleante. / Che, mi Dios, yo te bato, en este día, / por un tiempo, sin lunga fulería, / grupo, afano, ambición… – todo al revés -… / Y tengamos al fin – y no lo borro -, / libre ya, che, mi Dios, de tanto chorro, / un país de laburo y honradez.

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