Sarlo aportó documentación porque le ofrecieron vacunarse antes de lo que correspondía

Nacionales

Beatriz Sarlo reveló hoy ante la Justicia que la persona que le había ofrecido una vacuna contra el COVID-19 por abajo de la mesa” fue la esposa del gobernador de la provincia de Buenos Aires, Soledad Quereilhac. El intermediario de la propuesta -informó la periodista ante funcionarios judiciales- fue Carlos Díaz, editor de Siglo XXI.

Para acreditar sus dichos, presentó mails en donde surge la convocatoria a formar parte de una campaña para generar confianza en la Sputnik V.

La propuesta

La primera comunicación quedó registrada el 22 de enero. Carlos Díaz escribe desde su correo electrónico de la editorial.

Me llamó Soledad Quereillac porque está colaborando con la campaña de concientización para que la gente se vacune. Me pidió una mano para contactar alguna gente, empezando por vos”, introduce.

Y continúa: “Es una campaña bien pensada (o sea, no le van a dar un uso político berreta, pero claramente es la campaña a favor de la vacunación de la Provincia de BA). Mi primera reacción fue pensar que vos jamás te prestarías pero frente a la posibilidad de que te puedas vacunar de inmediato me pareció que te tenía que preguntarte”. “Es todo por derecha, nada trucho”, remarca.

Durante el mail, Díaz comenta que “mucha gente conocida” piensa sumarse a la campaña y completa: “Sabés que a mí no se me juega nada con esto, así sí decís que sí o que no todo me parecerá muy bien”. “Pensé que tus ganas de volver a circular por el mundo cuanto antes podía hacer que vieras el plan con más encanto”. “Decime qué te parece y contá conmigo para gestionar los detalles en caso de que aceptes”, cierra, con un abrazo grande.

Si bien Díaz dice que él no está interesado en el tema, durante el texto parece incluir referencias tendientes a convencer a Sarlo. De hecho, sumó una postdata en la que alude a declaraciones del ex ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, sobre la efectividad de la vacuna rusa: “Creo que es una declaración muy importante para que al menos en este tema tan importante dejemos de sacarnos los ojos”.

La respuesta

La reacción de la reconocida intelectual no se hizo esperar. El mismo 22, una hora después de que saliera el mail desde la casilla del editor, respondió que no estaba de acuerdo en recibir una vacuna como premio sin hacer colas ni esperar turnos. “Me parece mal ese ejemplo de intelectuales que reciben ese privilegio”, remarca.

Y agrega: “No tengo ningún inconveniente de que se utilice mi nombre expresando mi deseo de vacunarme. Pero no quiero vacunarme antes de que me toque solo porque soy un nombre conocido. No me parece ético. Soledad debería pensar este aspecto de su idea. Fue a la Facultad de Filosofía y Letras no a estudiar publicidad a todo trapo sino para aprender a reflexionar sobre las consecuencias de la primera idea que se le pase por la zabiola”.

Podés pasarle este mensaje si te parece que ayuda a no precipitarse con la primera idea publicitaria, sin pensar en la dimensión moral de todo el asunto. Espero una respuesta a estas consideraciones, aunque tampoco me ilusione con recibirla ya que el apuro puede más que la reflexión”, concluye.

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