Columna de Opinión: «Chivilcoy no es Macondo»
Macondo es la ciudad del realismo mágico descripta por Garbiel Garcia Marquez en su libro Cien Años de Soledad. La ciudad padece una enfermedad: el insomnio, sus habitantes no viven para recordar sino para olvidar.
En octubre pasado Chivilcoy demostró que no es Macondo, elegimos a un candidato a intendente de otro color político, estuvo claro que teniamos la necesidad de vivir mejor y entre otras propuestas optamos por la que más se parecía a lo que estábamos buscando. Quien triunfó tiene mucho mérito propio, no hace falta mencionarlos, ya que le ganó a un aparato gigante y a mucho dinero. Fue una epopeya. Chivilcoy pateo el tablero. Soy una convencida de que se puede hacer política con convicciones y responsabilidad.
En estos años hemos visto a muchas personas llegar a la función pública e irse fuertemente enriquecidas, los felicito por la falta de vergüenza ya que en la mayoría de los casos no tenían la más mínima formación para el puesto que ocuparon. A ellos les recuerdo que esto es contrario al modelo de igualdad de oportunidades del gobierno nacional y popular de la presidente Cristina Fernández.
Los Chivilcoyanos dijimos no a un estilo de hacer política que poco tiene que ver con nosotros, le dijimos no a la soberbia, a la falta de escrúpulos, dijimos no a la concepción de poder de una elite que se creyó iluminada y salvadora, no de la gran mayoría de los chivilcoyanos (sino de ellos, entre ellos y para ellos), por el contrario siempre banalizó las opiniones críticas a la gestión, debiendo en todo caso tomarlas como oportunidad de cambios y mejoras.
El concepto de excelencia no lo entendieron, tampoco les interesó llegaron apenas a mediocres administradores.
Asi las cosas estuvimos frente a una clase dirigente que vivió en una matrix diferente a la nuestra, clase que pocas veces se hizo cargo de lo que ocurría a los vecinos, ni siquiera nos escucharon, por eso también dijimos no a seguir viviendo con “sensación de inseguridad”, a la falta de planificación y a la improvisación.
Finalmente creo que solo les faltó crear un sultanato después hicieron lo que quisieron, no le corresponde a quien escribe enumerar hechos que para cualquier persona decente constituirían verdaderos escándalos éticos y seguramente jurídicos.
Si, rompimos la hegemonía. Ahora necesitamos, entre otras cosas, una ciudad inclusiva y sustentable en la cual ética y estética vayan de la mano. Damos por descontado que el gobierno entrante apuntará a altos estandares de calidad de gestión.
De pie recibamos a Guillermo Britos y confiemos en volver a tener al Chivilcoy en el cual muchos de quienes leen esto conocimos y crecimos. Ayudemos entonces al intendente que llega.
Maria Rita Gesualdo