«En un cuaderno muy grande y de uso continuo escribí hace cuatro años distintas experiencias por cafeterías de la ciudad» Por Carlos Héctor Lapenta

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ALGUNOS DE MIS TEXTOS QUE NUNCA VIERON LA LUZ

por Carlos Héctor Lapenta.

En un cuaderno muy grande y de uso continuo escribí hace cuatro años distintas experiencias por cafeterías de la ciudad. Textos escritos con el solo propósito de despuntar el vicio de escribir. No sé si tendrán algún valor, pero de una vez por todas tenían el derecho de nacer. Hoy nace el primero.

Los parroquianos de todos los días, los infaltables a cualquier contingencia, están ahí, haciendo honor a su fidelidad del lugar. Hoy están en la vereda, donde hace un calor agobiante. Entro. Estoy dispuesto a recoger detalles (¿vivencias?). Adentro el calor es más agobiante (45° de sensación térmica, sin embargo le pido a Mariana un cortado.
Miro a mi alrededor. Como siempre los autos circundando la plaza. Como siempre y a cada momento un móvil policial que patrulla casi de continuo.
Por la puerta de la ochava ingresa Pili. Lo llamo. Se sienta conmigo y también él le pide a Mariana un cortado. Siempre me resultó grato compartir con Pililo. Siempre lo destaqué por su condición de animador de fiestas. Sin que yo le sacara el tema, hablamos del tema predominante de la jornada: el calor agobiante y, como una descarga emocional o nostálgica, como algo sacado de la galera me dice “yo lo único que sé es que hace 60 años que estoy con la animación (aunque no lo diga su calidad así lo demuestra). Comencé a hacerlo con los Chivilco, conjunto folklórico que integraba junto a Carlos Carosella, CarlosSanzone y Roberto Vallone. Pililo es pluritemáico y anecdótico también.
Me resulta placentero escucharlo cuando habla en defensa del escenario “el escenario y el público son sagrados”, dice con un llamativo convencimiento, y allí desliza críticas hacia quienes en algún momento, encima del escenario, dan la espalda al público o adopta cualquier otra actitud que lastima el vínculo logrado con los espectadores. “A mí me preocupa, me dice en tono apesadumbrado, que la calidad artística se haya nivelado y me preocupa porque se niveló para abajo”.
Ahora encara para el lado de la política. Lo escucho. Dejo que se exprese porque generalmente no opino lo mismo. Tenemos pensamientos ideológicos contrapuestos y prefiero privilegiar la amistad.
Los hombres que compartían la mesa de la vereda se paran y comienzan a irse. Aparentemente se agotó el tiempo. Como a mí, que también se me está agotando porque debo hacer otras cosas. Lo dejo a Pili abandonando la mesa. Aunque esa es una definición figurativa porque en tema confiterías Pili nunca queda abandonado, bien podría afirmar que ese es su lugar en el mundo.
La tarde sigue agobiante. A pesar que hay poca gente, Mariana, la moza (la buena moza) sigue entrando y saliendo de la confitería satisfaciendo los pedidos de los clientes. Es su trabajo, lo sabe y lo defiende. Ruben, el otro mozo, charla con los habitués. Ruben, Mariana y Pili, este lunes reafirman la cotidianeidad del lugar.
Salgo, cruzo la calle, subo al auto y me voy. Pienso que la observación solo se limitó a mi charla con Pili. El balance no es malo, me concentré tanto que no alcance a ver más allá de la charla, pero siempre me resultó agradable charlar con ”el señor del espectáculo”, mi amigo Pililo.

(publicación de Carlos Héctor Lapenta – foto ilustrativa de Hector Pililo Bottini de su propio perfil en Facebook). 

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